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Arboles muertos y mucha tinta

libros criminales

Red (1995)

Red (1995)

Autor: Jack Ketchum

Colección : Leisure Horror

Edita: Dorchester Publishing, New York, 2002

 

Avery Ludlow es viudo, veterano de la guerra de Corea y dueño de una tienda en un pequeño pueblo. Su única compañía es su perro Red. Mientras pesca un día, se le aparecen tres pendejos adolescentes armados. Y uno de ellos, con mucha mala leche, porque sí, mata de un escopetazo al perro. Cuando Ludlow intenta que sean castigados se encuentra con tres cosas, una peor que la otra:

1 – el que mató al perro es hijo de un tipo rico que no pretende hacer nada al respecto,

2 – la ley poco puede hacer por un perro muerto y

3 – que cualquier intento de su parte para que los jóvenes reconozcan la culpa se topa con respuestas cada vez más violentas. Y en este punto es donde las cosas empiezan a escalar de nivel…

Leyendo esta novela me acorde de ese corto de Laurel y Hardy donde ambos empiezan quebrando una ventana, el dueño les quiebra el faro del auto y termina todo con el autor y la casa directamente demolidas. Algo así pasa aquí. En su afán de que estos chicos reconozcan su culpa, Ludlow se enzarza en una lucha a ver quién la tiene más larga, que termina directamente como un Charles Bronson, Vengador Perruno, a los tiros en una escalada que resulta tragicómica. La rectitud moral de Ludlow (un personaje muy bien construido, con un fondo complejo y doloroso en su pasado) se topa con la actitud de “como tengo plata puedo hacerlo que quiera” de Danny McCormack y su padre, con un final que no desmerecería a Stephen King. Todo eso en escasas doscientas páginas tersas y altamente digeribles. Lo único que chirría un poco es el romance entre el sexagenario Ludlow y una comentarista de tele de la mitad de su edad que, la verdad, suena que está para poner una innecesaria cuota de sexo en una historia que podría pasar de ello sin problema. Por cierto, hay un filme del 2008 basado en esta novela.

Además este volumen tiene como bonus track un cuento largo del 2001, “The Passenger”, que es una maravilla psicotrónica. Una abogada se queda varada en la ruta y la recoge una antigua compañera de secundario que poco a poco va revelando que le faltan dos o tres jugadores para tener el equipo mental al completo. Súmenle a eso tres delincuentes que secuestran la camioneta luego de matar a un policía y huir y tenemos una “road movie” cada vez más demencial, donde hay asesinatos, violaciones, nazis sadomasos, guardaespaldas negros que detestan a los asesinos de niñas y orgías satánicas. Todo eso en solo 90 páginas. Ojala Robert Rodriguez o Tarantino lean esta historia porque sería MUY divertido verlos adaptarla para el cine. Olvídese de lo increíble de la situación (una pesadilla de esas que tanto teme la clase media en todo sentido, donde solo falta un comunista expropiador), relájese y goce con la historia delirante.

En síntesis, dos thrillers para matar el tiempo al precio de uno y de calidad más que decente. ¿Existirá edición en castellano?

 

Un trago para el camino (One for the road, 1958)

Un trago para el camino (One for the road, 1958)

Autor: Fredric Brown

Colección: Caballo Negro Crimen

Edita: Bruguera, Barcelona, 1966

 

Mayville es un pueblito pequeñísimo en el medio de Arizona donde raramente pasa algo. Y mucho menos un asesinato… hasta que encontraron a Amy Waggoner desnuda en su cama, con una puntada a la altura de su corazón. Amy llevaba solo un mes en Mayville pero se había ganado una sólida reputación como alcohólica, emborrachándose cada noche en los bares del pueblo.

Bob Spitzer era el único redactor del periódico del pueblo, varado allí por un contrato leonino en un trabajo mal pagado, cuando ocurrió el asesinato. En el libro seguimos su investigación para descubrir al asesino. Que no diremos quién es pero daremos una pista: si aplicamos lo que yo llamo el “Principio Agatha Christie de Resolución de Enigmas Criminales” (“Todo personaje interesante y que parece particularmente inocente será el culpable al final”), no queda la menor duda de quién mató a Amy mucho antes de llegar a la primera mitad del libro.

Porque, realmente, como novela criminal, este no es uno de los mejores trabajos de Brown. Hay un par de sospechosos que evidentemente no lo son, un par de pistas falsas que se desinflan enseguida y un final que necesita de una casualidad portentosa para resolverse.

Pero aunque la trama no es nada del otro mundo (y hasta un poquito menos si se quiere), Brown compensa con su fabulosa descripción de la vida en un pequeño poblado, sus ritmos cansados y sus personajes típicos muy bien construídos. De hecho, la novela despide un tufillo autobiográfico, porque Brown fue durante mucho tiempo periodista de periódicos en pequeños poblados de esa zona. Incluso el prodigioso consumo de alcohol que Spitzer tiene en la novela es similar al del propio autor (que tuvo problemas con la bebida). Los pequeños detalles de la vida cotidiana en un pueblo chico de esa zona de Yanquilandia en esos años están asombrosamente realizados. Como novela costumbrista oculta, Un trago para el camino es una revelación. El autor capta con tanta fidelidad el ambiente local que uno se olvida de que hay un crimen que Solucionar. Y sumémosle algunos toques de sexo y violencia, con una escena memorable donde el protagonista fuma marihuana, y tenemos un libro que, sin ser rompedor, se hace de lectura entretenidísima, mucho mejor de lo que se puede creer en su descripción realista de un lugar en un momento determinado.

Este es un trabajo menor dentro de la obra de Fredric Brown. Pero incluso sus menores trabajos son (en mi opinión para nada imparcial ya que soy un confeso fan) mejores que muchas otras novelas policiales. Vale la pena siempre leerlo. Se los aseguro.

El beso de la muerte (Kiss and Kill, 1960)

El beso de la muerte (Kiss and Kill, 1960)

Autor: Richard Deming

Colección: Nueva Linterna nº 36

Edita: Malinca, Buenos Aires, 1960

 

Sam Carter es un estafador profesional que se dedica a estafar a mujeres ricas. La casualidad lo lleva a conocer a Mavis Train, aprendiz de estafadora. Entre ambos empezarán una lucrativa carrera de estafadores, haciéndose pasar por hermanos.. hasta que descubren que el asesinato es algo aún más lucrativo. Su modus operandi siempre es le mismo: revisar los avisos de corazones solitarios hasta encontrar a una candidata ideal, hacerse pasar por un hombre joven soltero y su hermana, casarse, contratar seguros y matarla. Luego con el dinero viven una vida relajada como los amantes que osn. Y la cosa funciona… hasta que Sam comienza a enamorarse de una de las mujeres que quiere asesinar. No cuento más para no entrar en el territorio de la sopa fría, pero digmaos que se viene un final de esos de justicia poética que se ven venir a los quilómetros. (tal vez demasiado evidentemente)

Richard Deming (1915 – 1983) era un escritor de novelas policiales prolífico aunque del montón. Se especializó en escribir adaptaciones noveladas de series televisivas y fueu no del os muchos autores que escribieron bajo el seudónimo de Ellery Queen, ademas de escribir para la televisión. O sea uno de esos escritores esforzados, que publicaban regularmente peor sin conseguir ningún éxito de ventas. Y se nota al leerlo: es una novela sólida, profesional, bien escrita, entretenida aunque a lo mejor con un final un poco demasiado telegrafiado. La novela está claramente inspirada en el caso policial de los “Lonely Hearts Killers”, uno de esos casos que hacen historia dentro de las páginas policiales.

Como lectura, fue unan ovela agradable sin ser nada del otro mundo. Richard Deming se convierte en un autor a tener en cuenta si lo encuentro barato.

 

El caso del canario cojo

El caso del canario cojo

Titulo original: The case of the lame canary, 1937

Autor: Erle Stanley Gardner

Colección: Caimán nº 8

Edita: Diana, México, 1961

 

Perry Mason generalmente no se interesa por los casos de divorcio. De hecho la que lo contacta es la hermana de quien está pensando divorciarse. Pero le resultó curioso que la que venía a hablar del tema viniera con un canario cojo de su pata derecha. Esa curiosidad le lleva a meterse en el caso de divorcio por infidelidad complicado con dineros que, a poco de andar se convierte en en asesinato y, a poco de empezar a investigar, comienza a complicarse aún más todavía en una trama que tiene más vueltas de las imaginables.

Cuando uno se acerca a una de las novelas del personaje creado por Erle Stanley Gardner sabe que hay varias cosas que siempre encontrará allí. Por un lado, Mason es un abogado absolutamente dispuesto a caminar por el filo de la legalidad con tal de conseguir que su cliente resulte inocente. Segundo, su secretaria, Della Street, es ayudante, confidente, contrapeso moral cada tanto y (si uno quiere leer entre líneas) muucho más que una mera secretaria para Perry. Uno sabe también que el relato podrá ser complicado, enrevesado y complejo pero la explicación final NUNCA suena traída de los pelos sino que se desarrolla con lógica del oque pasó. Lo que es claramente uno de los puntos que hicieron que Perry Mason fuera tan exitoso, cubriendo un terreno que iba a mitad de camino entre la novela negra y el relato policial más clásico. Así que , si son de esa gente que cree que leer Agatha Christie se hace un poco monótono y frío pero les gusta un misterio más convencional que se necesite resolver con algo más que aporrear personas (a lo Mike Hammer), esta novela es para ustedes.

 

La tigresa y yo

La tigresa y yo

Autor: “Keith Luger” (seudónimo de Miguel Oliveros Tovar)

Edición original: 1961

Serie: Servicio Secreto nº 1237

Edita: Bruguera, Barcelona, 1974

 

Red Wyler es un detective privado de esos duros e incorruptibles que recibe le encargo de averiguar si están chantajeando a Perla Benson, la hija del magnate de la prensa Frederic Benson. Por supuesto , lo que parece laog tan simple ocmo un seguimiento y vigilancia se convierte en un lío fenomenal que involucra gangsters, información comprometedora y un oscuro dato del pasado que involucra al pasado de Perla Benson y su ascendencia.

Keith Luger era uno de los escritores incombustibles de los bolsilibros españoles de las décadas que van de 1950 a 1980, escribiendo novelas populares con una frecuencia y profeisonalismo envidiables (leo que llegó a escribir ocho novelas al mes), mayoritariamente del Oeste y policiales. Como es esta novela.

¿Y tras leerla, que puedo decir? Que es efectiva, se lee rápido pero definitivamente no es un clásico del género policial. Tampoco es que nadie pide eso. Es lo que es: lectura pasatista bien escrita. Y ahí nos quedamos.

 

La dama transparente

La dama transparente

Título original: The lady is transparent, 1962

Autor: Carter Brown

Colección: Caimán nº 277

Edita: Diana, México, 1963

 

Era una oscura y tenebrosa noche y un hombre ha sido asesinado en un cuarto cerrado por adentro a medianoche. Los residentes del lugar dicen que es culpa del fantasma de una bruja que asusta la antigua mansión. Y le toca al pobre Al Wheeler averiguar la verdad.

Digámoslo de una vez: esta es una novela fallida de Carter Brown. Sencillamente no le funciona este típico misterio policial. A diferencia de -digamos- un Ellery Queen o una Agatha Christie, las pistas para resolver el misterio sencillamente no están ahí hasta que conviene que aparezcan a criterio de la narración. Y Wheeler – que definitivamente es una versión “light” de Mike Hammer – está tan fuera del lugar en una novela problema clásica como estaría Superman en una novela romántica de Barbara Wood. Y no convence ni por un instante la verdad: todos los sospechosos son forzadamente sospechosos y la idea del “fantasma asesino” no resiste como posibilidad ni un instante.

No pido gran cosa de Carter Brown, solo lectura pasatista y agradable. Lamentablemente esta novela  -sin ser un bodrio infumable– no cumple con esos objetivos mínimos. Primera vez que me pasa con Carter Brown , eso sí.

 

No quisiera estar en sus zapatos

No quisiera estar en sus zapatos

Título original: I wouldn`t be in your shoes (1943)

Autor: “William Irish” (seudónimo de Cornell Woolrich)

Publicado dentro de Obras escogidas, Aguilar, Madrid, 1961

 

Siempre vale la pena volver a William Irish, sobre todo cuando hay relatos cortos suyos, donde su manejo brutal del suspense brilla implacablemente, conciso al pie. Este libro tiene cinco relatos, uno mejor que el otro.

El relato que da nombre al libro parece un boceto de La Mujer Fantasma. Un tipo pierde un zapato, que se convierte en la coartada que lo puede salvar de ser acusado de asesinato. Solo que no logra hallarlo…

En “Fue anoche”, una pareja se desarma mientras planea y ejecuta un asesinato para sostenerse negocio. Creo que es más importante ver cómo su vida se desarma y desmorona en torno a este hecho, antes que el crimen en sí. Casi como un cuento psicológico de Dostoievski, enmarcado en una narrativa criminal.

“A las tres” – en mi opinión el cuento más atrapante de los cinco – un relojero ha preparado una bomba de tiempo para que su mujer muera. Pero cuando la pone en su casa, justo unos ladrones entran, lo amordazan y lo dejan ahí, sin saber que hay una bomba activa listo para estallar. Y lo único que puede hacer le relojero es mirar avanzar las manecillas…

“Pesadilla” tiene a un hombre soñando con un asesinato… que se ha cometido en otro lugar exactamente como recuerda. La explicación es... No, no cuento nada, pero tiene que ver con hipnosis

Finalmente “Papa Benjamin” es la historia de un músico de jazz al que un hechicero vudú le echa una maldición y quiere hacer lo imposible para sacársela de encima porque le están pasando cosas terribles.

Todos, pero todos te tienen al borde del asiento, pasando las hojas esperando saber “¿Qué demonios va a pasar?”, con una atmósfera opresiva que no da respiro.

O sea, si lo consigan, léanlo. No se van a defraudar 

 

Ratas de albañal

Ratas de albañal

Autor: “Mike Brown” (Manuel Moreno Bernet)

Colección: Collar nº 51

Edita: Ediciones Reservada, Buenos Aires, 1966

 

Duck (sí, Duck, no Dick ni nada) Forrest acaba de salir de prisión, tras comerse cinco años acusado de complicidad en el asesinato de una persona. Su hermano sería el que lo hizo. Pero no fue así  y claro, quiere venganza…

Y la verdad, no me acuerdo mas. Lo leí hace apenas dos semanas y no recuerdo NADA de la trama. Mala señal. Lo único que recuerdo era que el personaje hacia monólogos interiores al por mayor, como una suerte de Dostoievski de cuarta. Por ejemplo, perlas como esta:

 “Han transcurrido, justamente, quince días. Quince días tan intensos, tan aprovechados minuto a minuto, segundo por segundo, que son bien equivalentes a estos cinco años perdidos en las profundidades ponzoñosas de un vacío de un hueco capaz de vejar el alma más sencilla y humana”

“Fue como andar por un camino a oscuras, tanteando las paredes, asegurando los pies evitando todo bache, todo abismo… Ha sido un camino largo y penoso, incoherente, por donde en todas partes irradiaba el odio, la venganza y la más escéptica crueldad humana.”

“Pero he llegado. Tal vez esté naufragando en le mismo lodazal que todos ellos, enlodado hasta la raíz de los cabellos, con el corazón y los sentimientos apergaminados, anquilosados de todo efecto de impresión, de benevolencia, de piedad.”

“Mas, fuese como fuere, he llegado. Unos pasos más y casi podré decir, asegurar, que en toda existencia, todo empieza y todo fenece.”

 Por no hablar de diálogos de esta calaña:

 “- Los dos estamos heridos moralmente, pero me dijeron una vez que las cicatrices tenían un tejido mucho más fuerte y menos sensible al dolor que el que había antes de la herida. Posiblemente, las cicatrices del corazón hacen a éste más firme y más apto para resistir las penas de la existencia. Y a esto es lo que la gente llama hacerse persona mayor. Tu y yo, Ivonne, estamos, pues, en la senectud y tenemos mil años”

Me imagino que, si alguien hiciera el audiolibro de este libro, funcionaría perfecto como soporífero natural.

Lo poco que pude descubrir del autor fue que – aparte de escribir libros en plena furia de los bolsilibros- también fue guionista de historieta. Por lo demás está completa (y justamente, si este libro es un ejemplo de su prosa, debo agregar) olvidado.

Eso sí: si lo que quieren son ejemplos de prosa involuntariamente graciosa, yo estaría atento a su producción.

O si sufren de insomnio también, que jorobar. Bien que me ha arrullado en el viaje de vuelta a casa mientras lo leía. Y varias veces.

 

La Mujer Fantasma

La Mujer Fantasma

Título original: Phantom Lady, 1942

Publicado en: Obras escogidas

Autor: William Irish (seudónimo de Cornell Woolrich)

Colección: El lince astuto

Edita: Aguilar, Madrid, 1961

 

Por una vez voy a dividir un libro en varias partes. Es que este libro contiene nada menos que cinco obras de Cornell Woolrich (también conocido como William Irish) y, si bien me gusta pero mucho mucho su obra, leerse cinco libros de un saque me parece demasiado. Así que vamos por parte

(Por cierto la tapa tampoco es la de la edición que estoy leyendo, porque la de este libro es solo de color roja y papel Biblia, como de libro serio y prefiero poner algog mas divertido de ver)

Esta es probablemente una de sus novelas mas conocidas, precisamente porque tiene una premisa que difícilmente no deje a uno con la intriga. Un hombre pelea con su esposa y sale solo a la calle. Conoce a una chica con la que termina pasando la velada sin preguntar siquiera su nombre. Al volver al hotel su esposa está muerta y él es el principal sospechoso. Todas las huellas apuntan a él y su coartada  no existe porque nadie parece haberlo visto con esa misteriosa mujer. Al final un amigo vuelve de América Latina para tratar de encontrar a esa mujer antes que el hombre vaya a la horca… pero todos los caminos parecen terminar en muerte. Y el final es absoluta, completa, increíblemente inesperado. En serio, si cuento arruino todo el chiste.

No por nada Hitchcock lo tenía muy en cuenta a Woolrich a la hora de elegir material en que basar sus películas. Este libro se lee con los ojos pegados a la página y dando vuelta las páginas con ansiedad para saber que joraca va a pasar después. Nadie maneja el suspense como él.

No por nada esta ya es una novela clásica del relato del suspenso. Si no la leíste, anda a perseguirla.

Y ahora, a seguir con el tomito…

Falta otro ataúd

Falta otro ataúd

Título original: Send another hearse, 1960

Autor: Harold Q. Masur

Colección: Marabú nº 72

Edita: Bruguera, Barcelona, 1963

 

Uno de los socios de una agencia literaria decide huir del país llevándose todo el dinero y dejando al otro en la estacada. Sobre todo con un autor, un ex policía jubilado que escribió un libro contando veladamente un crimen mafioso que tapó la policía, y que quiere el dinero recibido por una opción cinematográfica AHORA MISMO. Y para más complicaciones, su padre muere tras una larga agonía, su testamento ha desaparecido y la viuda (y odiada madrastra) está decidida a conseguirlo a toda costa para no quedarse sin nada a manos de sus hijastros. Si les parece complicado piensen que el testamento ha desaparecido del os archivos de Jordan y hay un grupos de policías corruptos muy poco interesados en que se publique el libro de su ex colega. En meido del revoltijo, empiezan a aparecer los cadáveres y Jordan debe desenredad la trama , todo eso mientras es investigado por incumplimiento de sus deberes de abogado por el Colegio profesional.

¿Complejo , eh?

Digamos que Harold Q. Masur hace que todo esto ocurra lógicamente, sin que uno tenga la sensación que está traído de los pelos, lo que hace que la resolución final no se vea venir pese a que uno termina pensando que era lógico que el culpable sea quién es. Lo que indica un buen escritor policial. Scout Jordan es una versión “hard boiled” de Perry Mason, mucho menos descuidado con los problemas legales que el personaje Erle Stanley Gardner. Y con más escrúpulos: queda claro que no cruzará la ley para beneficiar a su cliente. La verdad desconocía al autor y al personaje, pero la sorpresa ha sido grata suficiente para no dejar pasarlo si me topo con otra historia de él.

 

El cadaver (The corpse/Death on the Downbeat, 1958)

El cadaver (The corpse/Death on the Downbeat, 1958)

Autor: Carter Brown

Colección: Jaguar nº 150

Edita: Diana, México, 1963

 

“- Pero, ¿es que no eres capaz de pensar en nada quen osea sexo? – me preguntó de sopetón.

-No sé – hube de confesar-, no lo he intentado nunca.”

 

Así comienza otra novela de Al Wheeler , el teniente de policía que es el personaje más conocido de  todas las novelas de Carter Brown – mezclen dos partes del Sinatra del período del “Rat Pack”, una de Mike Hammer y ¡voilá!, ahí tienen a Wheeler – en la que una de sus visitas a un tugurio de cool jazz junto a una señorita termina con presenciar el asesinato de un cliente pesado y fumeta. Que resulta ser hijo del dueño de un diario, que le va a poner presión para encontrar un culpable. Agreguen una hija ninfómana, unos músicos fumadores de “maconha”, una dueña de club sensual y arisca, una interna mafiosa y dos cadáveres más que caen directamente en la puerta de Wheeler y tienen una novela policial tan entretenida como insustancial (la leí hace un mes y medio y tuve que pegarle una ojeada antes de escribir la reseña porque se me habían olvidado casi todos los detalles. Si eso no es un signo de insustancialidad, no sé que es)

El tono “tongue in cheek” (o sea, de “no me creo mucho esto pero que no se note”) de todas las novelas de Brown acá degenera en momentos que están a un paso de la comedia negra, especialmente la secuencia donde Wheeler tiene que esconder el cadáver de sus colegas policiales en casa y llevarlo al club de jazz.

Como buena novela de género de esos años, están todos los elementos necesarios: Acción, diálogos ingeniosos (vean l inicio de esta reseña sin ir más lejos), sexo (muchas hcicas ligeras de ropa y sexo que se insinúa peor no se ve) y violencia (tiros ,golpesy puñetazos por kilo). Engarzado todo con oficio.

Más allá de las insustancialidades, yo vuelvo a insistir en que Carter Brown es un tipo que hay que leer, siquiera para pasar el rato. Si uno no pide más que unas horas de entretenimiento ligero y sin profundidad, cumple más que con creces. Esta novela vuelve a reforzar esto. Así que, si encuentran alguna de las novelas, cómprenla. Total seguro va a estar en la mesa de ofertas…

 

La morgue está de fiesta (1959)

La morgue está de fiesta (1959)

Autor: Eduardo Goligorsky (a) “Roy Wilson”

Colección: Nueva Pandora nº 50

Edita: Malinca, Buenos Aires, 1959

 

Una de los pequeños placeres que trae hacer este blog es eso que yo llamo “arqueología literaria”. O sea, cuando uno descubre qué , quién y cómo salió este libro olvidado de la mano de Dios, descubrir la edición desconocida de una joyita de esas que se habla mucho peor se conoce poco, o encontrar a un autor famoso detrás de un seudónimo barato. Como pasa justamente en esta novela, escrita por uno del os pioneros de la ciencia ficción argentina escondiéndose en un seudónimo yanqui.

Eduardo Goligorsky había comenzado su carrera como traductor de historietas y novelas de la serie Rastros y para finales de la década de 1950 comenzaba a colaborar su carrera de escritor profesional escribiendo (bajo infinitos seudónimos anglosajones para que parecieran traducciones de novelas yanquis) novelas policiales a lo MIckey Spillane para la editorial Malinca. Sería años después que, con su “A la sombra de los Bárbaros”, quedaría convertido en uno de los autores señeros de la ciencia ficción argentina.

Esta novela es una de las que el joven Goligorsky escribía bajo seudónimo, cobrando unos 8.000 pesos de esos años por cada una. La idea era vender gato por liebre, haciendo que esta novela original fuera confundida por los lectores como la traducción de una novela norteamericana (de hecho en la contraportada se le inventa un título ficticio en inglés, “They`ll die laughing”). Porque, claro, el policial negro solo podía hacerse bien en Yanquilandia…

Bueno, ¿y que tal es la novela en si? ¿es un clásico del género escondido? Lamentablemente, no puedo decir eso. Eso sí, tiene todos los ingredientes que uno esperaría de una novela policial “negra” de esos años. Tenemos a Ralph Malone, antiguo periodista echado de su empleo por denunciar la corrupción policial y devenido en un pésimo detective privado. Y al que no le ayuda su costumbre de acosar a cuanta fémina tenga a mano (¡ah, aquellos tiempos donde el acoso sexual no era algo importante!). Lo contratan para fotografiar a una esposa infiel en un hotel y, al llegar, se encuentra con una mujer muerta antes de ser noqueado allí. Desde luego, al despertar resulta que él es el principal sospechoso del asesinato de la mujer, que era la amante de uno de los principales gangsters de la ciudad. La policía – que está feliz de vengarse de ese tipo que denunciaba la corrupción del cuerpo- considera que le caso cerrado y, al escaparse, lo persigue implacablemente… así como la pandilla del mafioso al que mató la amante y una pandilla rival. Y su único apoyo, la hermana de la muerta, también termina asesinada a mitad de la historia. Por supuesto, para demostrar su inocencia, Malone se mete hasta las cejas en una intriga de traiciones cruzadas, lucha de pandillas y gente con más caras que un poliedro.

Toda novela negra debe tener su dosis de sexo y violencia y Goligorsky cumple ampliamente. Los muertos caen por docenas, algunos muriendo de maneras que, dibujadas en un comic, hubieran enfurecido al doctor Wertham por lo “gore”, Malone recibe más golpes que Muhammed Ali, Monzón y Mike Tyson en todas sus carreras juntas y NO HAY MANERA de que las chicas que se cruzan con Malone no terminen desnudas y listas para recibirlo. Tal vez la escena más graciosa en ese sentido es cuando Malone, secándose por enésima vez, le pide ayuda a una chica. Ella le deja quedarse en el departamento… pero antes de irse decide darse el gusto con él. ¡Y no vuelve a aparecer más en la historia! Parece que a Goligorsky le quedaban unas páginas sin rellenar…

NO, no va a pasar a la historia del género. Es sólido, profesional y cumple con sus objetivos genéricos. Pero como documento para saber como un escritor conocido comenzó como un profesional de la máquina de escribir, escribiendo por kilo para sobrevivir, es un documento inigualable.

El misterio del enano (The Dead Ringer, 1948)

El misterio del enano (The Dead Ringer, 1948)

Autor: Fredric Brown

Colección: Caimán nº 256

Edita: Diana, México, 1963

 

Fredric Brown es uno de los autores que nunca me defraudan. Tanto sus cuentos cortos (ejemplo) como sus novelas (ejemplo), tanto sus obras de ciencia ficción como sus policiales, siempre me terminan atrapando. Su habilidad para tener premisas extrañas, sus finales inesperados, su sentido del humor travieso, su jugueteo con las palabras: por todo eso, sumergirme en una novela de Brown siempre es un placer. Y les aseguro: cuando uno se dedica a leer los libros que caen por estas páginas, eso se agradece porque no es algo tan frecuente.

Así que me metí feliz en esta novela, la segunda en el ciclo de historias protagonizadas por Ed y Am Hunter. Ya había reseñado años atrás otra novela de este par de tío y sobrino – los únicos protagonistas fijos de las novelas de Brown -. Esta novela es cronológicamente anterior, más específicamente, la segunda en la serie, con Am Hunter trabajando en un puesto en el circo, con Ed ayudándolo. Y todo comienza con algo altamente improbable: un enano QUE NADIE CONOCE aparece muerto en medio de la tienda del circo. Y, en rápida seguidilla, aparecen también muertos un mono y un niñito negro que hacía un número de "Tap Dance". Todo esto con le circo moviéndose de ciudad en ciudad.

Que alguien haga una historia con elementos tan dispares, ya es toda una proeza. Que además tenga un desarrollo lógico y un final inesperado pero creíble, ya es un milagro termodinámico. Brown logra eso. Todo queda explicado, la resolución te pega sorpresiva pero coherentemente (cual película de M. Night Shalyaman) y además tenemos el lujo de conocer internamente el mundillo del mundo del circo ambulante de la América de esos años.

Igual, comparado con otras novelas del autor, esta está un peldaño abajo. La parte del medio se siente estirada (la novela se había publicado originalmente en una versión mas corta en el pulp detectivesco "Mystery Book Magazine", con lo que el largo extra puede ser le culpable de esta sensación). Pero igual un Brown menor sigue siendo una lectura entretenida. Lo he dicho varias veces aquí y lo repito: si encuentran esta novela o cualquier otra por Fredric Brown, no lo duden y cómprenla. O si no lo van a hacer, avísenme donde la vieron así la compro yo…

“Rendez-vous” en negro (“Rendez-vous”in Black, 1948)

“Rendez-vous” en negro (“Rendez-vous”in Black, 1948)

Autor: Cornell Woolrich (a) “William Irish”

Colección: Policíaca Acervo nº 2

Edita: Acervo, Barcelona, 1962.

 

Johnny Marr tenía una novia que lo amaba y era amada pro él y que siempre lo esperaba cada noche en el mismo lugar. Hasta que un accidente fortuito, una botella caida del cielo,la mató .

Desde entonces Johnny Marr enloqueció. Siguió esperando a la amada que nunca volvería… hasta que por su mente creció el plan de descubrir desde dónde había caído la botella y quien habia sido el culpable. Identifico a cinco candidatos posibles y decidió que les pagaría con la misma moneda: asesinando a cada uno de sus seres amados para que sintieran lo que él sentía cada día de su vida con ese amor trunco que lo había envenenado…

Leer una novela del ciclo negro de Cornell Woolrich / William Irish, es siempre una experiencia desoladora. Lo que se esconde tras un relato criminal mas o menos común es una de las visiones mas pesimistas de la vida humana de este lado de Dostoievski, donde cosas como el amor son arrasadas por causas casi azarosas, llevando a la gente a la locura, la muerte y la desesperación sin final. No leas este libro - ni La novia vestia de negro o El negro sendero del miedo, para mencionar solamente libros ya reseñados aquí- si tu animo está en un pozo depresivo porque creeme que no te va a ayudar.

La estructura de la historia es muy similar a la de La novia vestía…: tenemos a alguien que mata a gente aparentemente sin conexión entre ellas, una sucesión episódica de cada asesinato, que se leen mas como cuentos interconectados antes que una novela construida progresivamente, en los que el suspenso psicológico es mucho mas importante que la investigación policial. La principal diferencia es la que existe entre los protagonistas. Mientras La Novia es una suerte de Furia vengadora que es enigmática en sus sentimientos y letal en sus acciones, Johnny Marr es claramente un pobre hombre lastimado hasta el límite de la locura y que genera en el lector más piedad que repulsa , incluso cometiendo crímenes atroces.

Cornell Woolrich debería ser mucho mas reconocido del o que es. Novelas como esta, con la fuerza de su desoladora visión, lo ponen en le pedestal del os mejores escritores del siglo XX. Quien no lo crea, lea este libro o cualquier otra de sus obras. Digo, para que después me de la razón.

The transgressors (1961)

The transgressors (1961)

Autor: Jim Thompson

Edita. Signet Books New York.

Tom Lord parece ser un alguacil común y silvestre de un pueblo de Texas perdido en medio de la nada, el hijo de una familia venida a menos que parece pasar de todo. Pero tras su fachada de tipo simple se esconde un tipo brillante resentido ocn el desitno y furioso con el gerente de una compañía petrolera que hizo una estafa legal con su terreno. Cuando la casualidad lo lleva a cruzarse con su Némesis ocurre una pelea que temirna con la muerte accidental del gerente a manos de Lord. Sin saberlo, Lord ha puesoto en funcionamiento una trama de intereses corruptos traiciones y doble juegos que lo llevarán a enfrentar a una viuda vengativa, a una empresa dominada por la mafia y a sus propios superiores.

Digámoslo de entrada. Esta no es una de las mejores novelas de Jim Thompson. El argumento es innecesariamente enrevesado y la cantidad de confusiones que cada participante de la historia genera hace que la historia parezca un antecedente del Fargo de los hermanos Coen. Y la resolucion no termina de ser muy satisfactoria.

Pero claro , a cambio están los típicos toques de Thompson. Por un lado , la profundidad psicológica de las motivaciones de los personajes , tanto principales como secundarios, asombra. Todo el mundo tiene una raazon valida para hacer lo que hace, no importa qué horrenda sea la accion cometida. Nada es lo que parece nunca y todos son personajes multidimensionales. Y su prosa tersa y al grano sigue siendo del o mejor.

Si bien yo siempre recomiendo leer Jim Thompson, diria que esteli bor no es el ideal para empezar de él. Si bien hay muchas novelas criminales peores, no es lo ejor que ha escrito. Solo un libro medianamente desparejo donde se notan tanto losp untos fuertes como las flaquezas del autor.

¡NO MIRES ATRÁS! (Mostly Murder, 1953)

¡NO MIRES ATRÁS! (Mostly Murder, 1953)

Autor: Fredric Brown

Serie: Selecciones de Bibloteca Oro 237

Edita: Molino, Barcelona, 1966

 

Desde mi adolescencia, Fredric Brown siempre me ha parecido un autor de primera fila, uno de esos escritores que deberían hoy por hoy estar leyéndose en los colegios en vez de las bazofias que habitualmente se leen. Su habilidad para el relato corto y el ultra corto es prodigiosa: nadie como él a la hora de crear historias atrapantes en menos de un par de páginas (¡a veces en un párrafo!). Tal vez que se concentrara en hacer historias criminales y de ciencia ficción ha limitado su reconociminento.

Lo que es una tontería grande  como una casa.

Por ejemplo desafío a cualquiera que lea esta selección de sus cuentos (selección hecha por el propio autor en su momento, que escogió sus relatos criminales preferidos para ella) que no quede encantado por la variedad de los argumentos y la ingeniosidad de las resoluciones. Carniceros asesinos de enanos, bromas llevadas demasiado lejos, escritores obsesionados con crear le poema perfecto, un funeral que se convierte en una monstruosidad pública, la ultima noche de un condenado a muerte y un asesino experto en tipografía listo para darle una sorpresa al lector son algunas de las cosas que aparecen en estas narraciones jocosas sorpresivas, tensas y completamente atragantes. No voy a elegir un cuento por sobre los demas: la verdad el nivel es demasiado parejo.

Mientras esperamos que los suplementos editoriales de los diarios y las editoriales multinacionales conviertan a Fredric Brown en uno de los grandes autores de la narrativa del siglo XX y puedan exprimirle perpetuamente plata publicando toda su obra literaria, nos contentamos con dejar el aviso: si encuentran este libro de Brown en alguna librería de libros usados, no lo duden y comprenlo. Les garantizo que les va a gustar.

This Girl for Hire (1957)

This Girl for Hire (1957)

Autor: "G.G. Fickling" (a) Forest y Gloria Fickling

Edita: Pyramid Books, New York

Esta novela trajo por primera vez al mundo a una de las primeras detectives hard boiled femeninas del género, Honey West.  Que básicamente es Marilyn Monroe haciendo el papel de Mike Hammer: una rubia con mas curvas que la montaña rusa actuando con todos los clisés del detective privado de los cincuentas. Con la diferencia que cada tanto queda con poca ropa algo que a nadie le importaba que le pasara a Hammer.

Si ustedes recuedan a Honey West por la serie de tele de los años sesentas, se van a llevar una decepcionante sorpresa si leen la novela: en vez de esas aventuras casi de espías bondescas de la tele, aquí tenemos una intriga policial de género negro típica: el cliente de Honey, un actor caído en desgracia, aparece muerto y toda la gente del estudio en que trabajaba parece ser o la proxima víctima o el culpable... y a veces ambas cosas. La resolución trae en el medio infidelidades, rivalidades comerciales, tráfico y consumo de heroína, glamour hollywoodense, fiestas en yates y asesinatos a destajo. Y con Honey en el medio quien, la verdad sea dicha no parece ser un detective particularmente bueno porque parece andar un paso atrás de lo que ocurre. Y medio en bolas bastantes veces.

Que un producto narrativamente mediocre como este haya dado pie a una exitosa serie de novelas y una recordada seire de tele solo se me ocurre que debe ser a los chispazos de gracia en los diálogos que el matrimonio de Forest y Gloria Fickling - que se decidieron a escribir la novela gracias al apoyo de su amigo escritor Richard Prather  - le pone en algunos momentos. Y también sospecho que ayudó a vender la novedad de una detective dura pero bonita, algo poco común en esos años.

Por lo que puedo entender, con el desarrollo de la serie Honey West avanzaría quedándose cada vez mas y mas veces sin ropa cuando resuelve los casos. la verdad no lo se... y no se si me interesa saberlo. Si como muestra alcanza un botón, entonces ya ví lo que hay en esta serie... y no me interesa continuarla mucho la verdad.

DEXTER: AN OMNIBUS

DEXTER: AN OMNIBUS

Autor: “Jeff Lindsay” (a) Jeffrey Freundlish

Contiene: Darkly Dreaming Dexter (2004), Dearly Devoted Dexter (2005) y Dexter in the Dark (2007)

Edita: Orion Books, London , 2008

 

Dexter Morgan es un forense pulcro, educado, cortes, amable y poco notorio que trabaja en la policía de Miami. También es un asesino serial especializado en encontrar y eliminar otros asesinos seriales, cosa que viene haciendo desde hace ya mucho tiempo sin que nadie sospeche nada…

El gran acierto de Jeff Lindsay está en haber creado a este personaje fabuloso, un “american psycho” que trabaja paradójicamente para los buenos, no por algún tipo de moralidad intrínseca (en las novelas, narradas por le propio dexter, queda continuamente claro que para él, conceptos como el bien y el mal son algo que no cuentan para nada en su vida), sino por cómo fue criado: su padre adoptivo, Harry (policía tamiben) al descubrir las tendencias homicidas de Dexter, decidió inculcarle un código para que pudiera sobrevivir, eliminanod gente peligrosa a la sociedad sin llamar la atención y sacianod sus ansias de sangre. Leer estas novelas (las tres primeras de las cuatro que hay) son un ejercicio fascinante de ver el mundo desde le prisma de un asesino serial al uqe poco le importa la humanidad.

La primera, Darkly Dreaming Dexter, es con lejos la mejor: aparte de introducir a Dexter y su universo de personajes, nos hallamos a Dexter tratando de reoslver y hallar a un asesino serial absolutamente brillante.. y que parece estar invitándolo a hallarlo. Tiene un final de antología. Si vieron la primer temporada de la serie televisiva basada en estas novelas, saben de lo que hablo.. .bueno excepto por una leve pero muy importante diferencia, que no pienso revelar.

Dearly Devoted Dexter también es otra gran novela, enfrentanod a Dexter con un medico loco que fue parte de campañas sucias de la CIA en Centroamérica, con lo que la inteligencia norteamericana quiere también descubrirlo y atraparlo pero isn revelar ningún escándalo. La novela usa muy inteligentemente a la ciudad de Miami (esa ciudad bilingüe de USA donde los mundos anglo y latino se cruzan fusionan y chocan de manera frecuente) para desarrollar una carrera contra reloj  donde Dexter y la persona que más desconfía de él deben trabajar juntos.

La tercer novela, Dexter in the Dark, sin embargo, me defraudó. La habilidad de dexter para reconocer los trabajos de un asesino serial –detalle importante en ambas novelas anteriores- toma un giro hacia lo fantástico que, la verdad sea dicha, no me temrina de convencer. Digamos que Dexter debe enfrentar casi au n culto de asesinos seriales y la vida de su póxima familia está en juego… y no está en forma como para seguir el juego, sino mas bien perdido , confuso y asustaod porque su instinto asesino parece haberse evasporado ante algo mayor.

Hay una cuarta novela, que también leí  y que , desgraciadamente, tampoco me parece que recupere el brío de las dos primeras. Parece que se viene la quinta y ojala que se recupere. Porque las dos primeras novelas de la seire son impecables, lectura de la buena dentor del género.

UN CASO TORTUOSO (The twisted thing, 1966)

UN CASO TORTUOSO (The twisted thing, 1966)

Autor: Mickey Spillane

Serie: Caimán nº 425

Edita: Diana, México, 1968

Mike Hammer, el rudo detective privado, es contratado para rescatar al hijo de un científico. El chico ha sido criado de manera especial para desarrollar todas sus habilidades intelectuales y a sus catorce años ya es un genio en muchas áreas intelectuales. Hammer logra rescatarlo rápidamente pero, a partir de ahí, las cosas empiezan a retorcerse: el padre es asesinado de un hachazo luego de salir intempestivamente a la casa de su ayudante, esta desaparece isn dejar rastro y un monton de personas parecen estar persiguiendo algo, haciendo que la situación se complique y retuerza de maneras que Hammer nunca hubiera previsto. Sumen extorsiones lésbicas, policías corruptos, familiares deseosos de ganar parte de la herencia y antiguas historias de secuestros infantiles. ¿Resultado? Un caso enrevesado en el que Hammer parece un cobayo metido en el laberinto, golpeando las paredes a ver si logra salir y encontrar la salida.

Esta es mi primera aproximación al detective creado por Mickey Spillane, aproximación que venía precedida por un sinnúmero de expectativas, la mayoría de ellas negativas. Digamos que la crítica del género no ha tratado habitualmente muy bien a Spillane o a su creación. La frase “matón fascista” aparece bastante seguido en sus descripciones. Que es un personaje bastante básico, que resuelve todo sacando confesiones a patadas, que tiene discursos de vigilantismo que harían que The Shadow se sonrojara. Que es una fantasía machista de veteranos de la Segunda Guerra, violento, seductor pese a su fealdad, anticomunista rabioso y absolutamente seugro de estar siempre de lado de los buenos (y de allí su éxito arrollador: sin Mickey Spillane probablemente las novelas de bolsillo como formato para historias originales no hubieran sido lo que fueron o son hoy día, no olvidarse de eso).

Digámoslo tras leer la novela: algo de razón en las críticas hay. Pongo ejemplo este discursito que suelta Hammer en la página 14 del libro:

“Odio a los bastardos que hacen de la sociedad algo de lo que pueden burlarse y hacerla presa. Los odio tanto, que puedo matarlos sin el remordimiento más leve. Los periódicos me insultan y la clase de ratas a quienes arreglo me tienen un miedo letal, pero no me importa un pito. Cuando mato, lo hago en forma legal. Las cortes me acusan de ser impulsivo con mi gatillo, pero no pueden revocar mi licencia, porque lo hago bien. Pienso rápido, disparo rápidamente, he matado a muchos. Y todavía esoty vivo. Así de buen detective soy.”

Y para que quede claro el tipo se despacha a varias personas (incluyendo dos policías… obviamente corruptos claro) sin que le pase nada al final. Porque si los mata, alguna buena razón hubo. Y, por supuesto, nada de usar la cabeza a lo Sherlock Holmes o siquiera a lo Philip Marlowe: todas las pistas se encuentran a golpe de sangre (a veces de él, porque en la novela recibe unas palizas memorables, a veces de otros), sudor (salta, corre, trepa, nada: parece que está en una forma impecable), lágrimas (siempre de los otros ,claro) y un par de momentos que están al borde del “deux ex machina”.

Aún así hay que reconocer que Spillane sabe hacer un libro que uno pasa de hoja en hoja con una fruición notable. Solo tras leerlo y digerirlo uno empieza a buscar las inconsistencias y , sobre todo, reírse un poco de lo descaradamente brutal que es Hammer como detective. Pero la narración es inevitablemente agil y las frases tienen una brevedad pulida que es característica de la mejor novela detectivesca desde Dashiell Hammett. La acción es imparable y mareante lo suficiente para evitar que uno piense en los momentos chapuceros del argumento (que debo decir que tampoco son tantos como eran de temer). Y , sin que el final sea de lo más inesperado, llega a la revelación con mas sorpresa que muchas otras novelas que se hubieran atrevido ocn una historia tan retorcida ocmo la que arma el autor.

Digamos que Spillane hace una hamburguesa literaria bastante digna, aunque con un regusto que puede no ser del paladar de todo comensal. En lo personal creo que seguiré degustándola cada tanto, sin abusar.

 

Update: Tras escribir la reseña descubri que estan ovela fue escrita originalmente en 1948, e iba a ser la segunda del ciclo Hammer pero por vairos motivos se demoro en salir en 1966. Mas info sobre esto aqui.

El crimen de las esmeraldas (The Careless Corpse, 1961)

El crimen de las esmeraldas (The Careless Corpse, 1961)

 

 

Autor: “Brett Halliday”

Colección: Nove/Dell nº 76

Edita: Novaro, México D.F., 1967

 

Mike Shayne se encuentra contratado para encontrar un collar de esmeraldas de un millonario cubano exiliado en Miami. Pero tras el aparentemente simple robo encontramos una intriga con mujeres sensuales y traidoras, personas que son extorsionadas por no ser quienes dicen ser y el trasfondo político de la (entonces reciente) revolución cubana.

Si me preguntan, Mike Shayne es un detective privado más calcado del molde de un Philip Marlowe o un Sam Spade: simpático, con buenos contactos en policía y la prensa, más capaz con los puños que con la observación, con fiel secretaria incluída aunque seductor con cuanta mujer se le cruza. De hecho me asombra que haya tenido tanto éxito (sus libros se publicaron desde 1939 hasta la década de 1980), porque no es más interesante que miles de otros detectives privados similares. Esta novela (no escrita por el autor original de la serie, Davis Dresser, quien dejo de escribirla en 1958) es otra lectura digerible, correcta y no mucho más. Lo más interesante del ella es cómo se ve la revolución Cubana, con una postura claramente a favor de ella, lo cual es una curiosidad en la cultura pop estadounidense, que ha demonizado a Castro desde casi siempre. Peor claro, esto está escrito en ese período donde todavía no se tenía claro si la revolución se dirigiría hacía posturas marxistas, con lo que había todavía suficientes esperanzas para pensar en ésta como en una revolucíon contra la tiranía. Sospecho que, un año después, habría sido reescrita severamente para convertir a los malos en cubanos castristas infiltrados.

En síntesis: curioso por el contexto y con una tapa muy buena, lectura aceptable pero desechable. Espero que no todas las novelas de Shayne sean iguales porque sino, no entiendo su longevidad.